Soberbia 1
Prov. 16:18
-Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu.
Soberbia= Altivez: Sentimiento de superioridad frente a los demás que provoca un trato distante o despreciativo hacia ellos.
Vale la pena leerlo.
No sé si a ustedes les ha pasado, pero a mí sí. En una etapa de mi vida (años atrás) me vi envuelta en esta horrorosa descripción.
Iba por la vida confiada en lo material, me encantaban los elogios sobre las cosas materiales que tenía. Caminaba con la cabeza en alto y mi presencia destacaba. Las personas poco a poco se fueron alejando de mí y yo aseguraba que era mera envidia.
Levantaba miradas que hacían que sonriera mentalmente. Vaya error!! No me di cuenta que estaba inundada en la soberbia, jamás se acercaron a mí para decirlo. De todos modos no hubiera hecho caso puesto que afirmaba que yo estaba bien y que iba por buen camino, al final de cuentas era Dios quien me estaba bendiciendo. Ja! ¿Peligroso no?
Los demás ya no me seguían, mi esposo estaba siempre con la cabeza hacia abajo y su rostro desprendía infelicidad. Yo simplemente lo ignoraba. No me percaté de que su sonrisa natural se había desvanecido. Ya no era aquel hombre divertido, social, carismático que solía ser.
Recuerdo que dejó de importarle lo espiritual, ya no participaba, siempre estaba cansado y tenía sueño en cada reunión de adoración. Ya no leía, ya no prestaba atención.
Pero cuando mi matrimonio se vio al borde de la destrucción, mis antenas comenzaron a iluminarse.
Así que me acerqué a Dios (al menos así lo creía) y le pedí por él. Le suplicaba que cambiara a mi esposo, que me lo devolviera, que nuestro matrimonio estaba perdiendo su propósito, que hiciera que él reaccionara.
Nada como respuesta...
Qué ciega estaba! No veía que la del error era yo. Que la culpable de haber llevado mi familia a la mediocridad, era precisamente yo. Mi carnalidad.
Pero ¿sabes? Me encanta leer. Y una ocasión entre tantas cosas, leí por casualidad (cada casualidad no son meras casualidades), que antes de pedirle a Dios por la actitud de mi esposo, debo pedirle por la mía. Eso me dejó pensando, así que comencé a echar un vistazo a mi vida.
Oh sorpresa! ¿Qué había pasado conmigo? ¿Dónde quedó aquella mujer sencilla, aquella con semblante tierno, la que siempre sonreía con ternura? Sí, la dejé escapar, se había ido. Pero ¿cómo, cuándo, o más bien desde cuándo?
Hermanas, la soberbia es peligrosa. Cuando abrí mis ojos y observé el gran daño que había hecho, desee regresar el tiempo.
Imposible! No se puede. Entonces comencé a orar por mí, me acerqué a una hermana muy fiel y le pedí que orara por mí. Fui específica en mis ruegos y ¿sabes? Dios comenzó a quitarme mi vanagloria. No todo lo material me fue arrebato, pero si las fuentes de ellas.
Comencé a sufrir económicamente, ya no podía suplir mis lujos, era imposible comprar un par de zapatos, o un cambio de ropa para mis hijos (ellos también sufrieron mis consecuencias), tenía que elegir entre llenar el tanque de gasolina o comprar la despensa.
Comencé a desesperarme, a llorar en silencio y culpándome por todo ello. Fue un muy buen tiempo (para mí) de batallar, de luchar. Me alejé de todo lo malo, comencé a trabajar internamente para volver a ser la misma. No que ya lo haya conseguido, siempre he dicho que cuando uno peca y es visible, es muy difícil volver a estar en el lugar o concepto en el que estabas.
Puedo seguir escribiendo acerca de todo lo que ha sucedido pero sería demasiada lectura.
Por eso quiero que estudiemos acerca de la Soberbia.
De dónde proviene?
1.- Del corazón
Isaías 10:12 (parte última).
CONTINUARÁ....
Por: Yessi Rendón
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