Bajo La Guía De Dios



Introducción

Los matrimonios le pertenecen a Dios.
No hay nada particularmente sagrado o santo en los contratos de trabajo; cuando dejan de ser de beneficio para uno de los contratantes, los puede dar por terminados en el momento que le parezca y no pasa nada; es decir, si mi empresa hace un contrato laboral con otra empresa y éste se termina y alguno de los dos no está de acuerdo en renovarlo, no pasa nada, simplemente se termina y listo. Las mujeres que ven el matrimonio como si fuera un contrato de arrendamiento es posible que no logren pactar uno que perdure, ya que no están de acuerdo en aceptar la responsabilidad que conlleva un matrimonio: enfrentar problemas y dificultades y saber salir delante. El matrimonio es para toda la vida.
Las mujeres que miran el matrimonio de la misma manera que miran los contratos de negocios se imaginan que son las dueñas de ese estado, que pueden hacer y deshacer y no pasa nada. Dios lo ve de otro modo: Como inventor del matrimonio y como inventor de la humanidad misma, se atreve a reclamar nuestro matrimonio como su propiedad. ¡En serio! Jesús dijo: “lo que Dios junto no lo separe el hombre” a Dios le gustaría que usted viera su matrimonio como una bella y preciosa posesión que le pertenece a Él, como un jarrón de porcelana de incalculable valor, y que está dispuesto a permitir que usted lo tenga y disfrute. Si se le cae, no solo sale perdiendo, sino que hace pedazos algo que Dios dice que le pertenece.
Es por eso que el día de hoy les traigo, tres puntos importantes acerca del matrimonio y de nuestro importante papel dentro del mismo para que podamos ser mujeres sabias como lo dice proverbios 14:1. He decidido nombrar a este tema “Bajo la guía de Dios”.




A)     Lo que no debemos olvidar.
Dios ha hecho del matrimonio como la relación que más une. La relación matrimonial es única por una serie de características que le son propias, y es sin duda la más profunda y compleja que puede darse entre dos seres humanos.
Si imaginamos una casa en forma de A mayúscula, los verticales se encontrarían en el vértice superior, soportándose mutuamente. Pero el fundamento que la sustenta está en su base central. Así ocurre con la alianza establecida con Dios y ante Él por parte de los contrayentes. El matrimonio es el más profundo de los pactos. Génesis 2:24 nos lo aclara, “Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.

-La Biblia deja claro que el propósito divino de la mujer (ser ayuda idónea) en ninguna manera nos hace un ser inferior. La mujer debe ser ayuda de su marido, físicamente, emocionalmente, mentalmente y espiritualmente. Ella es el complemento del hombre. Debemos ser su ánimo y aquella que le conforta.
-El esposo es prioridad de la esposa
A diferencia de lo que muchos piensan, la prioridad de la mujer casada después del Señor es su marido y no sus hijos Debemos buscar tiempo para estar a solas con él en intimidad. Hemos de invertir en nuestra pareja a lo largo de la vida, en todas las etapas del matrimonio, desde el principio. Si nos volcamos en nuestros hijos (bueno, las que los tienen) como lo más importante de nuestra casa, la pasaremos mal cuando llegue la etapa del nido vacío, por eso debemos lograr una unidad y acoplamiento para disfrutar de la convivencia en la madurez. Tenemos toda una vida para trabajar la relación, para disfrutar de nuestros esposos a lo largo del matrimonio hasta que los dos seamos viejos si es la voluntad de nuestro Dios.
Aquí voy a tocar un tema del que no se habla mucho en las congregaciones y el cual considero de mucha importancia que es el No descuidar las relaciones sexuales. Vayamos a la carta a la primera carta a los Corintios 7:3-5. La versión NTV dice de la siguiente manera, es una versión actualizada:
3 El esposo debe satisfacer las necesidades sexuales de su esposa, y la esposa debe satisfacer las necesidades sexuales de su marido. 4 La esposa le da la autoridad sobre su cuerpo a su marido, y el esposo le da la autoridad sobre su cuerpo a su esposa. 5 No se priven el uno al otro de tener relaciones sexuales, a menos que los dos estén de acuerdo en abstenerse de la intimidad sexual por un tiempo limitado para entregarse más de lleno a la oración. Después deberán volverse a juntar, a fin de que Satanás no pueda tentarlos por la falta de control propio.
 Quise hablar primeramente de este tema porque muchas mujeres lo dejamos en un según término o lo vemos como algo equis.
Muchas pensamos que esa área no es tan importante y es verdad, no lo es. Es crucial! No solo eres la ayuda idónea para tu esposo, su compañera, su mejor amiga. Sino que debes ser su amante. Tu cuerpo no te pertenece, le pertenece a él.
Muchos matrimonios han roto por no cuidar la relación sexual. Por lo tanto cuida y disfruta de la relación sexual. No debemos avergonzarnos por este tema, ya que el sexo es creación de Dios, lo recuerdan en el edén? Cuando Dios le da a Eva a Adán? No debemos avergonzarnos porque la relación sexual es un acto puro y permitido por Dios dentro del matrimonio.
B)      Virtudes de la mujer casada
Unas de las palabras más sabías que se han pronunciado sobre la edificación de excelentes relaciones familiares fueron pronunciadas por un soltero de profesión: Pablo, que inspirado por el Espíritu Santo, identificó cinco cualidades cristianas que hay que cultivar para que sea un motivo de alegría vivir con usted. Aunque Pablo no estaba hablando específicamente del matrimonio hay pocos pasajes en la Biblia contribuyan más a un matrimonio en el que “vivieron felices”
Utiliza la analogía vestirse, aunque no con vestidos de boda, no con vestidos de matrimonio.
Vamos a leer el versículo del que les hablo Colosenses 3:12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;
Misericordia que es lo mismo que compasión, viene del latín sufrir con la otra persona. Esta es la característica maravillosa de una esposa amorosa dispuesta a escuchar las malas noticias de su esposo, a acompañarlo en su dolor, en todas sus dificultades. Hermanas cuando algunas de ustedes le pregunten a sus esposo qué tal fue su día, escúchelo con atención, no mire el reloj hágale saber que su corazón se identifica con lo ocurrido en su día, no lo interrumpa, limítese a escuchar.
Benignidad: hermanas, alguna vez se han puesto a observar que una vez que somos creyentes en Dios, Él nos trata como adultos espirituales lo hayamos merecido o no. No nos trata como fracasos, criminales, mentirosos, decepciones. No, Él nos trata mejor de lo que merecemos. Ahora Él nos invita a ponernos el manto de la bondad en el matrimonio. Usted puede comenzar a decir palabras que no derriben a su esposo sino que lo edifiquen. Usted puede comenzar a hacer cosas primero por él. Miremos a Cristo y en la manera en como Él nos trata para poder lograrlo.
Humildad. Mirar atrás es un vicio peligroso, convirtió a la esposa de Lot en estatua de sal, cierto?. Su matrimonio se puede convertir en un estado salado y amargo si sigue mirando hacia atrás, preguntándose si quizás hubiera sido mejor elegir un esposo diferente entre sus ex novios. Cuando uno empieza a sentir que ha sido engañado en la vida, que el esposo está en deuda o que le hubiera ido mejor de otra manera, es el momento para ponernos el vestido de la humildad. Humildad significa que vivir con usted puede ser difícil. Darse cuenta que tal vez los motivos que tiene su esposo para estar molesto con usted tal vez sean 2 o 3 veces más grandes que los que usted piensa. Humildad es agradecerle a Dios por el esposo que tiene y reconocer que usted también comete errores.
Mansedumbre: Cuando una se siente atacada por el esposo, es seguro que resulta difícil controlar nuestras palabras ¿Quién se puede resistir a darle una lección? Si usted hermana, se da cuenta de que está pensando (o diciendo) cosas cómo éstas entienda que con ira puede haber muy poca enseñanza y muy poco aprendizaje.
No podemos controlar la boca de nuestro esposo, pero tampoco podemos controlar la nuestra? La mansedumbre significa que usted no permitirá que escale la tensión en su relación. Para pelear se necesitan dos. Usted no va a permitir que un malentendido se transforme en palabras ofensivas. Usted no va a permitir que las palabras ofensivas se conviertan en una discusión y una discusión en un altercado o un altercado en algo físico.
Significa que mantiene la suavidad de la voz. Significa que camina alrededor de la manzana para calmarse antes de decir cosas de las que se puede arrepentir más tarde.
Paciencia: Una de las tristes consecuencias de nuestra cultura competitiva, consumista, impulsada por los medios es que esperamos la perfección en los otros pero perdonamos la mediocridad en nosotros mismos. Por ejemplo, Los restaurantes y los hoteles están siempre atentos, porque saben que basta una sola mala experiencia para que un cliente no vuelva nunca más. Vestíos pues como escogidos de Dios, santos y amados de PACIENCIA.
Piense cuántas veces Dios ha tenido que ser paciente con usted. Piense en cómo la sustentado, la ha alimentado y ha invertido recursos y energía en usted. Piense en lo que ha aprendido de sus fracasos y en lo que ha crecido en motivación y espiritualidad. Bueno, ¿Qué tal si le extiende algo de esa misma paciencia a su esposo? se dan cuenta en lo egoístas que muchas veces somos?

4-            Sé una mujer sumisa.
      Efesios 5:22, Colosenses 3:18, 1Pedro 3:1.
Como mujeres cristianas, este es el mandato del Señor. Reconozco que es un tema complicado, pero hay que ponerlo en práctica.
Creo que muchas veces se ha malinterpretado, y muchos hombres han sido machistas o déspotas con sus mujeres usando este principio como excusa.
Quiero dejar claro que sumisión no es subyugación, esclavitud, opresión, rendición, inferioridad (por ejemplo, Jesús se sometió a la voluntad de su Padre; también lavó los pies de sus discípulos y éstas cosas no lo hicieron inferior, más bien fueron expresiones de su grandeza. Hombres y mujeres somos iguales en esencia; es decir somos hijos de Dios. La diferencia radica en su función(es como nuestro cuerpo, todos los órganos son importantes, y cada uno tiene diferentes funciones) La sujeción de la esposa no es la imposición de un esposo exigente, más bien es la atención o consideración de una esposa amorosa, consciente de que la familia requiere una cabeza. Considero el ser sumisas como algo que nos conviene, es un asunto de protección por parte de nuestro Dios.
Me surge la siguiente pregunta: ¿Por qué es complicada la sujeción? Probablemente sea por experiencias traumáticas relacionadas con figuras de autoridad.
Ausencia de autoridad en la casa donde crecimos.
Un temperamento no rendido a Dios. Orgullo y altivez de corazón.
Pero como ya vimos, estar sometidas a nuestros esposos no nos hace inferiores es más bien un asunto que tiene que ver con los diferentes roles dados por Dios al hombre y a la mujer. Es un asunto de protección hacia la mujer, el hombre es nuestra cabeza como Cristo es la cabeza de la Iglesia.
C)      La mujer casada puede/debe trabajar?
Mientras escribía mi clase, me encontré con una entrevista realizada a una hermana. El pie del enlace decía: favor de leer con una mente abierta, lo que me llamó la atención pues ya de entrada se concluye en que va a ser fuerte lo que estaba a punto de leer. Decidí abrir el enlace sin saber con lo que me encontraría. La primera pregunta decía: ¿Qué opinas de las mujeres que tienen que trabajar por necesidad? A lo que la hermana contestó que le daba tristeza, que lo único que podía sentir es tristeza. Así avanzaba la entrevista con palabras muy fuertes como DIVORCIO, PROBLEMAS, MAL CAMINO…
Hermanas, Lamentablemente el espíritu del movimiento feminista afecta no solamente a las mujeres del mundo sino que a veces a nuestras hermanas en Cristo también, pues a algunas no les gusta que se predique sobre este tema.
Primero que nada, voy a dejar claro que:
Hay mujeres que están obligadas a trabajar fuera del hogar
A.   Mujeres que nunca se casan deben trabajar fuera del hogar para sostenerse.
B.   Viudas no solamente deben trabajar fuera del hogar, sino que lamentablemente muchas de ellas tienen que trabajar por el sueldo mínimo, aunque tengan que sostener a varios hijos.
C.   Mujeres abandonadas por sus maridos son como si fueran viudas, porque aunque el marido debe ayudar con el mantenimiento del hogar que dejó, muchos de ellos no lo hacen aunque la ley se los exija.
D.   Mujeres con maridos incapacitados (enfermos, accidentados, etc.) tienen que trabajar en algo para proveer para la familia.
E.    Por eso, es obvio que toda joven debe educarse y estar preparada para algún empleo o negocio para ganarse la vida, porque cualquier mujer puede encontrarse en la necesidad de proveer no sólo para su propia vida, sino también para sus hijos u otros dependientes.
Pero, la Biblia claramente revela que la mujer casada debe ser “ama de casa”
1 Tim. 5:14, “Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia”.
Tito 2:3-5, “Las ancianas asimismo… que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa (“hacendosas en el hogar”, LBLA), buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”. 
D.   Las responsabilidades espirituales vienen primero. Son más importantes que los deseos y ambiciones personales (Fil. 3:7,8  Antes creía que esas cosas eran valiosas, pero ahora considero que no tienen ningún valor debido a lo que Cristo ha hecho.  Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo). La mujer cristiana debe amar su hogar más que las “cosas” que pueda comprar con un cheque adicional. Muchas mujeres no han aprendido o no quieren aceptar el significado de 1 Timoteo 6:6-10 (6 Ahora bien, la verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo que tiene. 7 Después de todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos nada cuando lo dejemos. 8 Así que, si tenemos suficiente alimento y ropa, estemos contentos.9 Pero los que viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación y quedan atrapados por muchos deseos necios y dañinos que los hunden en la ruina y la destrucción. 10 Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas).
Sin duda alguna el marido tiene el deber de proveer para su familia (1 Tes. 4:9-12; 2 Tes. 6-12; 1 Tim. 5:8). La responsabilidad de proveer para su familia no le toca a su esposa sino a él mismo. El deber de la esposa es el de ser cuidadosa de la casa (familia). Debe ser “hacendosa en el hogar”. Se debe recalcar que este es un empleo de “tiempo completo”. Hay un refrán en inglés que dice, (“el hombre trabaja de sol a sol pero el trabajo de la mujer nunca termina”). Esto es muy cierto. La mujer no está obligada a casarse, pero si opta por casarse entonces esta decisión requiere que sea ama de casa (que gobierne su hogar).
La palabra traducida “hacendosa en el hogar” es OIKOOURGOUS; está compuesta de OIKOS, casa, y de OUROS, una trabajadora o cuidadora. Obviamente, el Espíritu Santo enseña que la casada debe trabajar en el hogar, cuidar de la casa (tanto la casa material como la familia). Su lugar de trabajo no es la oficina, ni la planta, sino su propia casa.
¡Qué trabajo más significativo e importante! Ella tiene a sus hijos bajo su cuidado e instrucción desde que nazcan y les puede moldear como el alfarero moldea vasijas. ¿Cómo puede alguna mujer cristiana suponer que este trabajo sea menos importante que las cosas materiales que su salario pueda comprar?
Algunas mujeres hablan francamente de querer más dinero para la familia, para tener mejor casa, mejores muebles, más dinero para los hijos, vacaciones más extensas, en fin una “vida mejor”.
D.  Otras mujeres no se sienten satisfechas psicológicamente con ser “simplemente amas de casa”. Muchas mujeres quieren mostrar que son iguales a los hombres, que pueden hacer lo que ellos hacen, e incluso hacerlo mejor que ellos. Quieren mostrar que pueden ganar el mismo dinero (o más) que éstos ganan. De esa manera creen que están de veras realizando su potencial.
E.    Este es otro engaño del diablo. Como Satanás engañó a Eva, también engaña a millones de mujeres modernas, haciéndoles creer que su “potencial” no es doméstico sino que sólo se puede realizar en el mundo educacional, político, comercial, industrial, etc. En esto el diablo gana una gran victoria, porque este concepto es uno de los enemigos principales del hogar. Obra en contra del matrimonio. Obra en contra de la buena crianza de los hijos. Promueve la avaricia. Promueve hasta el adulterio, pues muchísimos matrimonios son destruidos por los amoríos entre hombres y mujeres que trabajan juntos todos los días.
Consecuencias de trabajar fuera de casa.
Descuidar a los hijos.
A.   Algunas hermanas que trabajan fuera del hogar creen que hacen bien con tal que dejen a sus hijos con personas responsables (abuelita, tía, hermano o hermana mayor). Creen que hay guarderías competentes con personal profesional, pero no pueden sustituir a la madre. Repito: nadie puede sustituir a la madre, en Efesios 6:4 dice “y ustedes padres no hagan enojar a sus hijos, sino más bien edúquenlos con la disciplina y la instrucción que quiere el Señor, a qui vemos que la orden se le está dando directamente a los padres no a abuelos, tíos, hermanos, cuidadores de niños, la educación es responsabilidad de los padres únicamente. Ha habido estudios científicos que comprueban que los niños sufren psicológicamente cuando son dejados al cuidado de otros (aparte de sus padres).
B.   Los hijos tienen necesidades psicológicas que solamente la madre puede suplir. Cuando están enfermos, urgentemente necesitan los cuidados que sólo la madre les puede dar. Cuando hay alguna dificultad en la escuela o alguna actividad que la madre debe presenciar, los niños necesitan a su madre. Dejar a los hijos solos en casa es una gran injusticia. La residencia de la joven cuya madre trabaja fuera del hogar es uno de los lugares principales donde se comete fornicación.
. Necesitan a su madre cuando tengan tareas escolares. Necesitan consultarle sobre docenas de cosas o simplemente tener su oído para contarle sus actividades y platicar con ella.
D.   “Oh, pero ella puede atenderles en la tarde. Puede darles tiempo de calidad cuando llegue del trabajo”. ¿Oh, sí? Y, ¿cómo llega del trabajo? Cansadísima, frustrada y molesta, con la cabeza llena de los problemas del empleo (con socios, patrones y clientes). Y al llegar a casa, allí están sus preciosos hijos. Allí está su marido. Todos con hambre y ¿qué comerán? Pizzas, hamburguesas con papas fritas, platos ya preparados pero congelados, porque nadie quiere esperar hasta que mamá prepare la cena (y ella está demasiado cansada para cocinar). ¿En qué condición está la casa? ¿La ropa para el día siguiente? ¿Los nervios de todos? Si el marido o los niños le preguntan algo o quieren que ella haga algo por ellos, ella tiene que usar todo el dominio propio para no decir  cosas que no debe decir, porque sus nervios ya se agotaron. ¿Estoy exagerando? Todas saben la respuesta.
Descuidar al marido
A.   Es cierto que algunos maridos quieren que sus esposas trabajen fuera del hogar, para que haya más dinero. Esto sucede sobre todo cuando la familia está bien cargada de deudas. Pago de casa. Pago de los autos. Pagos y más pagos. Por eso, el marido la empuja fuera del hogar para que le ayude con las deudas.
B.   Pero, hay maridos responsables que no son avaros, no permiten que hay deudas excesivas, y simplemente quieren proveer para su familia (1 Tim. 5:8). Cuando la esposa de tal marido responsable insiste en trabajar fuera del hogar, él sabe que ahora él no está proveyendo para su familia. Él sabe que ahora la familia tiene que depender no sólo de su cheque, sino también del cheque de su esposa. El simplemente ya no puede proveer para el cuidado de su familia. ¡Qué pensamiento más desalentador!
C.   Tal marido sabe que él y su esposa ahora van en dos direcciones. En lugar de unirse cada vez más, ellos se están alejando cada vez más. Muchísimas parejas de esta categoría van rumbo a la corte de divorcio.
D.   Piénselo bien, hermana. ¿De veras vale la pena?
Descuidar la obra personal
A.   Esto requiere mucho estudio para usar bien la palabra (Ef. 6:17; 2 Tim. 2:15) y para estar preparada para presentar defensa de la fe (1 Ped. 3:15).
B.   Y requiere mucho tiempo para hacer visitas, enseñar clases (Tito 2:3-5), imitar a Priscila (Hech. 18:26) y Febe y otras fieles mujeres (Rom. 16;1,6,12).
A.   ¿Cuántas mujeres que trabajan fuera del hogar en un empleo de tiempo completo pueden hacer lo que Dorcas hacía (Hech. 9:36)? ¿O Febe y las otras mujeres fieles (Rom. 16:1,6,12)?
B.   Al meditar sobre los muchos textos que hablan de hacer buenas obras, pregúntese que tanto tiempo puede dedicarse a esto si tiene empleo de tiempo completo fuera del hogar. Debemos ser sinceras respecto a estos mandamientos.

  No conviene que ninguna hermana tenga actitud hostil hacia esta enseñanza. Debemos tener en cuenta que para estar decididas a trabajar fuera de casa tenemos que tener los pies bien firmes en el Señor para no caer en tentación y mucho menos descuidar la obra espiritual y a nuestra familia, porque ese es nuestro ministerio, nuestra familia.
Ahora bien, Dios es nuestro proveedor, si el trabajo es un estorbo para cumplir sus mandamientos Él fácilmente puede quitarnos ese puesto que tenemos en nuestro trabajo. Dios conoce nuestro corazón, Él sabe si lo que hacemos está bien o está mal, Él sabe si trabajamos por necesidad o para hacernos ricas dejando de lado sus hermosas enseñanzas de no amoldarnos a este mundo. Nuestro corazón y obras deben estar en Jesús y su Iglesia, nada debe ser más importante que eso. Recuerden el propósito divino de predicar a toda criatura el Evangelio, esa es nuestra tarea!! No descuidemos esa maravillosa labor por trabajar para el mundo, por querer tener una mejor vida aquí en el mundo que es pasajero, lo eterno es Dios y hacia allá vamos y esa es nuestra meta. Espero jamás se nos olvide.
Estos textos (1 Tim. 2:15; 5:14; Tito 2:3-5) son tan claros como Marcos 16:16 y Hechos 2:38. No van a desaparecer de la Biblia.
Sé que tal vez este tema les incomode, sobre todo a las mujeres que trabajan o a las que piensan hacerlo. Solo les pido que reflexionen y piensen si es necesario, si vale la pena. El problema no es trabajar por necesidad porque sabemos que estos tiempos son difíciles y con un solo sueldo no se alcanza, el problema es olvidarnos que en este mundo afrontaremos aflicciones, el problema es que olvidamos que este mundo es pasajero.
Dios nos guarde siempre y nos ha reflexionar sobre cómo estamos llevando nuestro matrimonio, ojalá que le estemos dando gloria. Ojalá que las personas del mundo al ver nuestro matrimonio, el cómo tratamos a nuestro esposo, el cómo organizamos nuestro tiempo, nuestra economía, sea motivo para querer voltear a ver a Dios. El Señor las bendiga.

Por: Tania Morgado
Entrevista: Patty Muñiz

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